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Al ritmo del convite y canciones de trabajo cooperativo, esclavos de África fundaron en el 1678 a San Lorenzo de los Negros Mina (hoy Los Mina)

lunes, 22 de marzo de 2021



José-Dorín-Cabrera

Con afectos a Yanio Concepción y a María Eugenia Acosta, ideólogos del pensamiento cooperativo dominicano. Cooperativa Vega Real.


Con sus enervantes canciones de llamada y respuesta de conectividad emocional, adhesiones y sentimientos, esos esclavos de África elevaron la productividad y la producción agropecuaria en el Santo Domingo español. Cosechas y animales transportadas en cayucos con la anuencia de la fluvial del Ozama, hacia el mercado de la capital colonial.

Jean Pierre Boyer el 1º de mayo de 1826, cuatro años después de ocupar la parte Este de la isla, pronunció un discurso ante la Asamblea y luego hizo que el Senado sancionara el Código Rural, que pretendía reordenar la vida agrícola de Haití…y lograr la prosperidad común. “El principio…del Código era la “obligación” del haitiano a trabajar la tierra, salvo el funcionario, el soldado, el aristócrata...bajo ningún pretexto podría un obrero poner una tienda o vender sus productos en el campo…El Código dirigía el manejo de las propiedades agrícolas y los establecimientos de pastoreo, así como también la confección de los contratos entre el propietario y sus subalternos…”, bajo la atenta mirada de la policía rural, ejército y jueces.

“…Podemos notar…en el Código que las empresas cooperativas entre los obreros estaban prohibidas. Anticipándose a la posible tendencia de los trabajadores a formar lo que en los tiempos modernos llamaríamos una cooperativa de productores…El Código exigía que cada obrero se comprometiera individualmente, mediante un contrato…a servir a un propietario o arrendatario…A los infractores de estas reglas se les aplicarían penas consistentes

en multas, prisión o trabajos forzosos en obras públicas…”. James G. Leyburn. El pueblo haitiano. Bibliófilos. Sto. Dgo. R. D. 2011. PP 96-98.

A Boyer no le agradaba el Coumbite o Convite de los negros africanos mina.

Como fuente de inspiración al trabajo en cooperativa entre los hombres y mujeres de una vecindad, bajo la originada de la Societé Congo, agrupación para ayuda mutua y camaradería, como lo hicieron en 1678 unos cincuenta negros esclavos africanos mina, cuando cruzaron desde Saint-Domingue hacia el Santo Domingo español. La mayoría de estos esclavos fueron acogidos y establecidos complacientemente por la Gobernación Colonial en el sector oriental, al lado del Rio Ozama, para constituir la comunidad San Lorenzo de los negros mina (hoy Los mina).

“…En el campo del afroamericanismo una de las instituciones de ayuda mutua y de estímulo de ahorro es el San…de exacta equivalencia en el sistema nigeriano…En su estudio de los mercados y mercaderes del Cibao, Norwell y Billingley comprobaron que, de entre los varios recursos utilizados por los vendedores para financiar sus pequeños negocios, un 25% se valía del San…”. M. Hollowitz. Mercados tradicionales y mercadólogos en el Valle del Cibao. Personas y culturas del Caribe. N. Y. 1989. P. 395.
Estos esclavos negros mina elevaron la productividad y la producción agropecuaria apoyados en el fervor del convite cooperativo.

Endulzado a capella con letras improvisadas y libertarias, las motivaciones de su convite para forjar un sentimiento de unión entre iguales de la producción cooperativista, o en sus encuentros religiosos, o en aquellos actos culturales cuyos ritmos y cadencia, sincronizaban la actitud altiva de los convocados. Canciones de trabajo esparcidas por millares de negros africanos que produjeron las riquezas del mundo en condiciones de esclavitud. Y que, en las noches del universo, recostaban sus cabezas sobre manantiales de ilusiones y quimeras que iluminaban las letras improvisadas del canto de su próximo convite, canticos que le permitían soñar y sentirse libres en la realidad de su vida de esclavos.
Una vez que los hombres han limpiado y preparado el campo, el cuidado de las cosechas queda a cargo de las mujeres. Porque la cooperativa es más grande que el trabajo de un hombre solo.


Dice el profesor Melville J. Herskovits, en su obra Dahomey, el antiguo reino de África del oeste. N. Y. 1938. Capítulo IV.

Que el Convite o Coumbite es una reunión de campesinos para trabajar en una sociedad cooperativa de socorro y ayuda mutua agrícola, y que esta costumbre proviene de Dahomey, África Occidental.
La mayoría de los cincuenta esclavos de África que cruzaron hacia Santo Domingo español, erigiendo la comunidad de San Lorenzo de los negros mina, era de Dahomey de la Factoría San Jorge Mina, propiedad del príncipe portugués Enrique El Navegante, amante profundo del conocimiento náutico. Esos esclavos fueron adquiridos por Inglaterra y vendidos a Francia. Portugal fue el primer Estado del mundo en comerciar con esclavos desde África entre 1450 y 1900.

Toussaint, Dessalines, Christophe, Pétion y Boyer no permitieron el cantico cooperativo. La palabra Coumbite fue tomada al parecer de la parte española dado su semejanza con el vocablo español “Convite”.

La práctica dahomeyana del cántico popular motivacional, para encender el trabajo cooperativo, no fue permitida durante los regímenes de estos gobernantes. A pesar, de que en cada villorio de la isla existía el relato de los recuerdos de cuentos. El poeta haitiano Charles F. Pressoir, intitula un libro de sus versos “Au Rythme des coumbite. Port -aun- Prince. 1933. (Al ritmo de los convites de esclavos haitianos).
El negro puro inteligente y astuto, la pasta del mito Christophe 1807-1820 llamaba su fuerza de policía “Dahomets reales” (que existían en Francia antes de 1789) derivado del nombre de África Occidental, de donde provenía la mayoría de los hombres de esa fuerza…”. Leyburn. Op. cit. P. 72. Fue un haitiano que pensó introducir métodos agrícolas británicos en su reino, no solo por la alta eficiencia en la producción, sino también, porque eliminaba el arado como instrumento de la socialización personal cooperativa en el trabajo común.

…La empresa cooperativa para tareas grandes es común en los Estados Unidos y en algunas partes de Europa y la América del Sur, tal como lo es en África…las extraordinarias semejanzas de los detalles del coumbite del trabajo cooperativo dahomeyano, pueden deberse a una tradición oral del relato…en las regiones agrícolas de África, en las plantaciones de Santo Domingo durante los tiempos de la esclavitud…Leyburn. Op. cit. PP 268-269.

“-…Libradme de estos africanos iluminados…” Le diría Napoleón Bonaparte a su cuñado Charles-Victoire-Emmanuel Leclerc. Este tomó la idea de Christophe y le dio un banquete a Toussaint Louverture y después lo amarró, 10 de junio de 1802. Toussaint Louverture, o L´ Overture, siempre estuvo convencido de abrir una apertura en las filas enemigas (Louverture) o también, la brecha que separaba sus dos grandes dientes incisivos centrales.

El poeta británico William Wordsworth, dijo de Toussaint que “…él había fortalecido la fe humana en la inteligencia invencible de los hombres…”.

El rey Jorge III de Inglaterra le pidió a uno de sus almirantes, que le explicara “qué era eso de Haití”. El almirante arrugó una hoja de papel y la tiró sobre la mesa, y dijo: “-Señor, Haití se parece a eso…- Al laberinto arrugado de una república que el historiador norteamericano Leyburn, apunta “…se originó en las ratas del mar”.

Una dubitativa y enigmática República envuelta en un acertijo, acertijo que es la segunda socia comercial de la República Dominicana.

El principio masónico y cooperativo de “prestarse ayuda mutua y tratarse como hermanos”.
Estas personas les salvaron la vida a Duarte

Mi amigo el judío y masón Abraham Cöen (o Cohen) Levi, dominó por más de veinte años la sociedad dominicana, socio de los poderosos Rothschild por vía de su abuelo Cöen Robles. Dolores Sterling y Heredia (que no era haitiana como señala el maestro José Gabriel García, (Apuntes para la historia. P. 621) el haitiano era el oficial Carlos A. Martel (el marido de Dolores, fue el padrino de la boda el masón haitiano y general M. Borgellá). Los catalanes Francisco Pou, Juan Abril y Pedro Cotes. El judío experto tirador y alambiquero Jaime Yépez (o Llepez). El masón José Mateo Perdomo, el dominicano más rico en el 1840-50, y Felipe Alfau B. José Ginebra. María Baltazara. 

El oficial haitiano Hipólite Tranquille, hermano masón de Duarte. Logia Constante Unión No. 8. Todos los masones que contrariaron a Duarte como el gelatinoso de Bobadilla y, el bellaco, que no héroe de la Batalla del 19 de marzo (fue el Bois Duverge, Antonio), Pedro Santana Familias (¿se creía él que era canario español por el apellido de su mamá?) contravinieron el principio masónico y cooperativo de “prestarse ayuda mutua y tratarse como hermanos”.

Martel era masón. ¿Envió el masón Martel a Dolores, su mujer, a comunicarle al masón Duarte que se fuera del escondite pues lo iban a apresar al amanecer?

Dolores Sterling y Heredia era prima hermana del poeta cubano José María Heredia -El Cantor del Niágara- fundador de la Logia masónica pro independentista cubana -1823- Los Soles y Rayos de Bolívar.

El masón José Martí dijo que Heredia era el primer poeta de América.

Este artículo es un resumen apretado de uno de los capítulos de mi libro 
“Historia inédita del cooperativismo dominicano. Y temas históricos y políticos 
conexos. En preparación unas 570 páginas. 


Desde Baskinta, El Libano, en Tamboril se cobijó el olor a poder de la marca Abinader

lunes, 23 de noviembre de 2020



José-Dorín-Cabrera.

En la medida mi cabeza se parece a una balada de cenizas de otoño, me gustan más los recuerdos. Ahora, que aún es noviembre el mes en que el sabio don José Rafael Abinader Wassaf, se marchó vestido de madera. 

 

Érase una vez.

Que desde las montañas de Baskinta ese olor a poder de marca Abinader, se cobijó en el cobijo de una humilde casita pintada de azul en Tamboril, Santiago, a los dos días de marzo de 1929, en la persona de don José Rafael Abinader Wassaf y tomó cuerpo en el ser dulce y apacible de doña Rosa Sula Corona. En el 2017 el candidato presidencial Luis Abinader visitó a Baskinta, lugar donde nació su abuelo José S. Abinader. Su abuela Esther Wassaf, de padres libaneses, nació en Montecristi.

 


El apellido Abinader.

Es el enclave del relato de la narrativa de una marca corporativa de poder que se anidó desde 1939, cuando el joven Abinader Wassaf de 10 años de edad trabajaba por un centavo que le entregaba al sr. Valdez para que le alquilara, por media hora, un ejemplar del periódico La Nación. Faenaba troncos de pino que deslizaba sobre el lomo del rumor de las aguas del río, hacia el pequeño muelle de un aserradero. Arriesgaba su vida más que por un centavo, por la pasión, las ilusiones y las emociones de sus motivaciones para adquirir, con ese centavo, conocimiento e información que pudiera brindarle La Nación. Leía a toda hora con la luz que hubiera, a veces paseándose bajo los árboles devorando lecturas como si se leyera así mismo orientado por sus ideas idealistas y de progreso.

 

 

Quiso ser ingeniero. No pudo. Logró un empleo para sostenerse en la capital. Más después, él fue un ingeniero de almas en cualquiera de las facetas de su existencia y, sobre todo, de la producción de conocimientos y de las cosechas agradables que ofrece la universidad que don Rafael fundó y orientó.

 

Cuando diseñé su campaña.

A la senaduría por Santiago (JCE. 45.3%; José Cabrera y Asoc. 45.0%), a solicitud del dominicano más universal el doctor Peña Gómez (febrero de 1998) al igual que la de don Cuqui Medrano, senaduría de La Vega (JCE. 52.4%; José Cabrera y Asoc. 52.0%), bíblicamente en menos de 40 días, pude intuir El Quijote que residía en una de las habitaciones de su mente.

Aquella vez, también pude apreciar en él mi recuerdo de Gary Cooper con sus ojos como dos botones insufribles, que aguardaba “Solo ante el peligro” un tren que contenía el significado de la palabra verdad y justica. En aquellos días de su campaña él y yo sentados muy temprano en el banco de un parque (a la espera para rodar uno de sus spots) me narró con fervor sus oníricas ilusiones presidenciales.  En 1979, él puso a pagar a la Gulf & Western $38.7 millones. Evasión pago erario por operaciones. En 1999, siendo senador por Santiago, fue el primero que atisbó las garras sobrevaluadas del dúo dinámico Andrade y Odebrecht. Acueducto Línea Noroeste.

 

García Márquez me dijo una vez.

 “…La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda para contarla…”. Él era una mina inagotable de alegría que plasmaba desgranando su onírica poesía, su febril actividad académica, empresarial y política. Era un romántico feliz que navegaba surcando las nubes del mar. En una oportunidad del tiempo, el azar quiso que el maestro y yo nos tropezáramos un domingo en la tarde en el Estadio Quisqueya Marichal. Empezó a llover a cántaros. Él estaba auxiliado por tres personas. Se detuvo el juego. Licey-Aguilas. Abrí un paraguas y nos protegimos de grandes pedazos de lluvias. Nos sonreímos y mientras caminábamos hacia uno de los pasillos del play, me expresó gratitud por el gesto. Pude observar la inmensidad de sus ojos como hojas ocres cual su último otoño, mientras una hebra de luz aleteaba el camino de los adioses, me expresó “…Luís será presidente…”.

 

Falleció a las 6:45 del domingo.

Un noviembre como éste que transcurre el día 4 de 2018.  Antes de cruzar los brazos contra su pecho, cerró las puertas de una calle vedada a sus pasos, asido al último rostro con el rostro eterno que lo recibió el ocaso sin una brizna de viento. Fue un notable estratega de sus afanes. En una ocasión, me invitó a su oficina para brindarme ideas sobre la campaña de su hijo Luís. Fue el trigo que al morir en el pan repartió vida.

 

Y como él no pudo alcanzar aquél agradable sueño.

Sí lo hizo realidad aportándole su marca, su aura, sus consejos, sus experiencias y recursos a su hijo Luís Abinader, Señor presidente de la República, cuya vigorosa e incansable imagen de marca hace hoy todo lo posible para que el futuro huela bien, a pesar de los diferentes tipos de pandemia incluida la que nos obliga a chocar puños o codos lejanos con la intensidad de la cercanía de un abrazo.

 

El poder evocador del olfato.

Recuerdo al enorme de Marcel Proust y su magdalena (una macita, un bienmesabe, un bizcochito, untado dentro de una taza de té) cuyo aroma lo condujo a la creatividad de “En busca del tiempo perdido”. El olor de la marca de poder del aroma del cambio ofertado al mercado de votantes, ese sentimiento convertido en voto mayoritario, se podría recordar como el fin de una Era.

 

No obstante, entiendo, el cambio transita sin el diseño y ejecución.

De una Política Nacional de Comunicación accionada como una de las herramientas del desarrollo económico y social, de la seguridad alimentaria y de la seguridad ciudadana, de la salud, educación, empleo, cultura. La voz del cambio anda cada una por su lado. Algunas con agendas propias. En fin. La personalidad iconográfica televisiva post moderna de la infatigable marca presidencial Abinader, debería exhibir la ejecutoria de una política de comunicación (que no solo es información y publicidad) en consonancia con sus ideas de cambios y con el cambio hacia un nuevo orden narrativo.

 

Forjando cual orfebre.

Una inspiración adhesiva emocional a la narrativa de su ejercicio como presidente de la esperanza que irradia el triunfo contra la adversidad, de la historia de su discurso con sentimientos y barniz en las lágrimas de su voz.

 

Para asentar un sólido posicionamiento.

 Seductor en el campo de batalla de la mente de la opinión pública, de los amplios núcleos de independientes y del electorado que le votó en el marco de una democracia sentimental de una sociedad de espectáculos que nació hace más de 526 años en la Taína con el ritual de los Areitos, poesías cantadas que movían los pies, bebiendo cerveza de maíz fermentado en el conducto digestivo y esnifando polvo de tabaco. Alucinada creía ver sus ancestros.

 

Todas las sociedades han marcado su temporalidad con fastos ritualizados.

 

Nuestra sociedad tiene un cerebro político emocional.

Que puede formatearse para el mejor vector de la ideología del cambio.

Es un cerebro emocional de pasiones épicas que alimentada por un buen relato activa la corteza frontal orbital, ahí donde se enamoran las emociones en el espectáculo de esa democracia sentimental cincelada por las industrias comunicacionales que formatean la mente.

 

Dostoievski me mandó a decir en “Los demonios” que “…El fuego está en las mentes y no en las casas…”. Es la fe la que hace mover montañas. El presidente, conocedor de los grandes problemas nacionales es también un gerente de emociones y de empatías con actitudes positivas en el arte de gobernar, con habilidades estratégicas que les faciliten ejecutar el cambio que se propone.

Él tiene a su lado la poderosa energía mágica de Raquel Arbaje, su esposa y compañera.

 

La Política Nacional de Comunicación del cambio, es su asignatura pendiente.  

 

 

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