Desde Baskinta, El Libano, en Tamboril se cobijó el olor a poder de la marca Abinader
lunes, 23 de noviembre de 2020
José-Dorín-Cabrera.
En la medida mi cabeza se parece a una balada de cenizas de otoño, me gustan más los recuerdos. Ahora, que aún es noviembre el mes en que el sabio don José Rafael Abinader Wassaf, se marchó vestido de madera.
Érase una vez.
Que desde las
montañas de Baskinta ese olor a poder de marca Abinader, se cobijó en el cobijo
de una humilde casita pintada de azul en Tamboril, Santiago, a los dos días de
marzo de 1929, en la persona de don José Rafael Abinader Wassaf y tomó cuerpo
en el ser dulce y apacible de doña Rosa Sula Corona. En el 2017 el candidato
presidencial Luis Abinader visitó a Baskinta, lugar donde nació su abuelo José
S. Abinader. Su abuela Esther Wassaf, de padres libaneses, nació en
Montecristi.
El apellido
Abinader.
Es el enclave del
relato de la narrativa de una marca corporativa de poder que se anidó desde
1939, cuando el joven Abinader Wassaf de 10 años de edad trabajaba por un
centavo que le entregaba al sr. Valdez para que le alquilara, por media hora,
un ejemplar del periódico La Nación. Faenaba troncos de pino que deslizaba
sobre el lomo del rumor de las aguas del río, hacia el pequeño muelle de un
aserradero. Arriesgaba su vida más que por un centavo, por la pasión, las
ilusiones y las emociones de sus motivaciones para adquirir, con ese centavo,
conocimiento e información que pudiera brindarle La Nación. Leía a toda hora
con la luz que hubiera, a veces paseándose bajo los árboles devorando lecturas
como si se leyera así mismo orientado por sus ideas idealistas y de progreso.
Quiso ser ingeniero.
No pudo. Logró un empleo para sostenerse en la capital. Más después, él fue un
ingeniero de almas en cualquiera de las facetas de su existencia y, sobre todo,
de la producción de conocimientos y de las cosechas agradables que ofrece la
universidad que don Rafael fundó y orientó.
Cuando diseñé
su campaña.
A la senaduría por
Santiago (JCE. 45.3%; José Cabrera y Asoc. 45.0%), a solicitud del dominicano
más universal el doctor Peña Gómez (febrero de 1998) al igual que la de don
Cuqui Medrano, senaduría de La Vega (JCE. 52.4%; José Cabrera y Asoc. 52.0%),
bíblicamente en menos de 40 días, pude intuir El Quijote que residía en una de
las habitaciones de su mente.
Aquella vez, también
pude apreciar en él mi recuerdo de Gary Cooper con sus ojos como dos botones
insufribles, que aguardaba “Solo ante el peligro” un tren que
contenía el significado de la palabra verdad y justica. En aquellos días de su
campaña él y yo sentados muy temprano en el banco de un parque (a la espera
para rodar uno de sus spots) me narró con fervor sus oníricas ilusiones
presidenciales. En 1979, él puso a pagar
a la Gulf & Western $38.7 millones. Evasión pago erario por operaciones. En
1999, siendo senador por Santiago, fue el primero que atisbó las garras
sobrevaluadas del dúo dinámico Andrade y Odebrecht. Acueducto Línea Noroeste.
García Márquez
me dijo una vez.
“…La vida no es la que uno vivió sino la
que uno recuerda para contarla…”. Él era una mina inagotable de
alegría que plasmaba desgranando su onírica poesía, su febril actividad
académica, empresarial y política. Era un romántico feliz que navegaba surcando
las nubes del mar. En una oportunidad del tiempo, el azar quiso que el maestro
y yo nos tropezáramos un domingo en la tarde en el Estadio Quisqueya Marichal.
Empezó a llover a cántaros. Él estaba auxiliado por tres personas. Se detuvo el
juego. Licey-Aguilas. Abrí un paraguas y nos protegimos de grandes pedazos de
lluvias. Nos sonreímos y mientras caminábamos hacia uno de los pasillos del
play, me expresó gratitud por el gesto. Pude observar la inmensidad de sus ojos
como hojas ocres cual su último otoño, mientras una hebra de luz aleteaba el
camino de los adioses, me expresó “…Luís será presidente…”.
Falleció a las
6:45 del domingo.
Un noviembre
como éste que transcurre el día 4 de 2018. Antes de cruzar
los brazos contra su pecho, cerró las puertas de una calle vedada a sus pasos,
asido al último rostro con el rostro eterno que lo recibió el ocaso sin una
brizna de viento. Fue un notable estratega de sus afanes. En una ocasión, me
invitó a su oficina para brindarme ideas sobre la campaña de su hijo Luís. Fue
el trigo que al morir en el pan repartió vida.
Y como él no
pudo alcanzar aquél agradable sueño.
Sí lo hizo realidad
aportándole su marca, su aura, sus consejos, sus experiencias y recursos a su
hijo Luís Abinader, Señor presidente de la República, cuya vigorosa e
incansable imagen de marca hace hoy todo lo posible para que el futuro huela
bien, a pesar de los diferentes tipos de pandemia incluida la que nos obliga a
chocar puños o codos lejanos con la intensidad de la cercanía de un abrazo.
El poder
evocador del olfato.
Recuerdo al enorme
de Marcel Proust y su magdalena (una macita, un bienmesabe, un bizcochito,
untado dentro de una taza de té) cuyo aroma lo condujo a la creatividad de “En
busca del tiempo perdido”. El olor de la marca de poder del aroma del
cambio ofertado al mercado de votantes, ese sentimiento convertido en voto
mayoritario, se podría recordar como el fin de una Era.
No obstante, entiendo, el cambio
transita sin el diseño y ejecución.
De una Política
Nacional de Comunicación accionada como una de las herramientas del desarrollo
económico y social, de la seguridad alimentaria y de la seguridad ciudadana, de
la salud, educación, empleo, cultura. La voz del cambio anda cada una por su
lado. Algunas con agendas propias. En fin. La personalidad iconográfica
televisiva post moderna de la infatigable marca presidencial Abinader, debería
exhibir la ejecutoria de una política de comunicación (que no solo es
información y publicidad) en consonancia con sus ideas de cambios y con el
cambio hacia un nuevo orden narrativo.
Forjando cual
orfebre.
Una inspiración
adhesiva emocional a la narrativa de su ejercicio como presidente de la
esperanza que irradia el triunfo contra la adversidad, de la historia de su
discurso con sentimientos y barniz en las lágrimas de su voz.
Para asentar
un sólido posicionamiento.
Seductor en el campo de batalla de la mente de
la opinión pública, de los amplios núcleos de independientes y del electorado que
le votó en el marco de una democracia sentimental de una sociedad de
espectáculos que nació hace más de 526 años en la Taína con el ritual de los
Areitos, poesías cantadas que movían los pies, bebiendo cerveza de maíz
fermentado en el conducto digestivo y esnifando polvo de tabaco. Alucinada
creía ver sus ancestros.
Todas las sociedades
han marcado su temporalidad con fastos ritualizados.
Nuestra
sociedad tiene un cerebro político emocional.
Que puede
formatearse para el mejor vector de la ideología del cambio.
Es un cerebro
emocional de pasiones épicas que alimentada por un buen relato activa la
corteza frontal orbital, ahí donde se enamoran las emociones en el espectáculo
de esa democracia sentimental cincelada por las industrias comunicacionales que
formatean la mente.
Dostoievski me mandó
a decir en “Los demonios” que “…El fuego está en las mentes y no en
las casas…”. Es la fe la que hace mover montañas. El presidente, conocedor de
los grandes problemas nacionales es también un gerente de emociones y de
empatías con actitudes positivas en el arte de gobernar, con habilidades
estratégicas que les faciliten ejecutar el cambio que se propone.
Él tiene a su lado
la poderosa energía mágica de Raquel Arbaje, su esposa y compañera.
La Política
Nacional de Comunicación del cambio, es su asignatura pendiente.
Incidencias
-
Lluvias causan estragos: 738 viviendas afectadas - Hasta el momento, *738 viviendas han resultado afectadas* y unas *3,690 personas han sido movilizadas hacia zonas seguras*. Además, se reportan *5 carre...
EN LA MIRA
Más de mil dominicanos solicitan asilo en México
Redacción CNS.- SANTO DOMINGO.- Suman 1,421 dominicanos solicitaron asilo en México durante el año 2022 informó la Comisión Mexicana d...
.jpg)