“Plan Social está preparado” Envía insumos de emergencias a provincias bajo
alerta por lluvias
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*SANTO DOMINGO.-* La directora del Plan de Asistencia Social de la
Presidencia, Yadira Henríquez, informó que esta institución está lista para
asistir a...
Artículo de Dorín Cabrera titulado “La Fuerza del Pueblo” provoca fuerte debate
martes, 26 de noviembre de 2019
José-Dorín-Cabrera
“-…Desde el colmado La Fuerza del Pueblo (17-10-19)
transmite en vivo su programa radial y televisivo Con La Fuerza del
Pueblo (23-12-10) para ofrecerles la alocución radiotelevisada del
acrónimo presidente de La Fuerza del Pueblo LFP (18-10-19). Luego de
estas palabras, escuchemos algunos mensajes medioambientalistas y de salud del
Movimiento Conciliador Con La Fuerza del Pueblo (22-12-10). Serulle,
irrumpe esta transmisión, y dice: “-…La Fuerza del Pueblo me pertenece desde el
2009. En el 2010 gané la alcaldía de Santiago apoyado en La Fuerza del
Pueblo…-”, LFP su registro indica “…servicios, asesorías…”. Solo la JCE
reconoce partidos, Fuerza, Movimientos. Ley de partidos, Art. 18, párrafo 2.
La marca surgió en la antigüedad como signo exclusivo de
identidad. Como portadora “Heráldica” de mensajes sin ruidos. Una empresa
política que obtuvo la misma identidad marcaria de otras que operan, desde
diferentes esquinas del mercado, vivirá -en este tiempo electoral- en una
agonía de identidad. Semióticamente no podrá darle vigor dentro de la actividad
política.
A esos ruidos fonéticos de marcas cuasi semejantes, se les
añaden argumentos jurídicos que le impedirían al presidente de LFP, participar
como candidato presidencial en las elecciones 2020 más aquellos concernientes a
las alianzas.
Leonel, en tanto producto político, es una marca de por sí y
debió crear para su nuevo envase, una marca pragmante que no se confundiera con
otras para escapar de los ruidos comunicacionales que lo asediarán. La
identidad de la marca en el envase es el escaparate emocional de la empresa y
del producto (es lo que nos dice, llévame sin hablar).
¿Cómo reciclar su valor emocional? Una marca ha de ser antes que
nada una única emoción.
Si el mercado de votantes no siente emociones por la marca LFP,
Leonel corre el riesgo de ser no más que un candidato. Por eso, ¡La
Sirena es más que una emoción! Por encima de la racionalidad las
emociones pertenecen al ámbito de la experiencia no al de la percepción.
Tenemos dos factores esenciales: 1) La identidad material y simbólica del
producto marca; 2) La experiencia emocional directa de aquellos votantes envueltos
en el olor de la imagen de la marca Leonel. El olor tiene línea directa con
el cerebro. El olfato influye en el sistema límbico donde la toma de decisiones
es subconsciente y la respuesta rápida.
Es en la mente que se escenifican las batallas electorales.
Es una batalla de la mente no de candidatos. La mente guarda el contenido
emocional de esa imagen y, sobre todo, la gramática corporal de sus gestos y la
archiva en su memoria. El voto es emocional.
Aquel ruido comunicacional y las persistentes explicaciones
de “por qué nos fuimos del PLD” y el supuesto “fraude electoral
algorítmico” podrían llenar de escombros el camino de la mente y dificultar el
posicionamiento de la marca LFP y el acendramiento del producto marca Leonel en
la mente perceptiva de las fuentes de votos frescos para crecer.
No seducen a los que integran los tres grandes segmentos del
mercado de votantes, en el contexto del tiempo y conflicto electoral. La
solemne decisión de la marca Leonel debió ser solemne. Creativa, harta de
imaginación auxiliada con la normativa de la obsolescencia planificada, ¿En
qué fase del ciclo de vida se encuentra la marca Leonel?
Con este paso impaciente, procrastinado -LFP- en la
conceptualización de la disciplina mercadológica, Leonel es una marca nueva en
el contexto de su ciclo de vida como marca, en tanto -repito- producto
político.
La disciplina ordena -protocolarmente- tomar la aguja de la
esperanza e insertarla con los hilos de la feria de ilusiones, para diseñar y
coser aquellas ofertas emanadas de la voz del mercado. La liturgia seductora
para conquistar segmentos del mercado de votantes se inicia con la pasión de la
promesa de una vida hermosa y mejor.
En el relato del cuento del cristianismo, Dios, su primera promesa
mercadológica la envuelve con el olor de la esperanza. Yavé a Moisés (Exodo
3:8 ss) -“…He visto el sufrimiento de mi pueblo…ve y habla…vende tu
esperanza…la tierra prometida…una tierra fértil y espaciosa donde mana leche y
miel…”-.
Aquella liturgia deberá aposentarse en la mente del votante
en una batalla de percepciones, del primero que llegue y se posicione en ella.
El incendio no está en los hogares. Está en la mente del mercado como directora
de la percepción.
¿Es legítimo, entonces, diseñar como discurso fundador de una
marca nueva para su envase, una denominación sin serenidad lúdica compartida
por cuatro marcas añejas comunes que emiten sonidos iguales, onamatopeyos?
¿Qué identifica a la marca Leonel? LFP, se interna en lo
común de “no-marca”, franqueada además por marcas políticas cuyos envases
dicen: vencidas.
La marca es el halo de significación que envuelve credibilidad,
afectos, legitimación forjando (o reforzando) un valor de reputación en la
mente del mercado de votantes y en núcleos de la sociedad de ciudadanos.
Los que enfrentan electoralmente a la marca Leonel, deben conocer
su mente para penetrar por la puerta más débil de su fortaleza y fisurar la
alquimia de su imago. No se elige el vino sino su imagen.
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